Monica G. Álvarez: «En las guardianas nazis, la violencia y sexualidad extrema iban muy unidas, por eso eran tan sádicas»
«Cuando María Mandel terminaba de asesinar a 500 personas iba donde estaba la orquesta de Auschwitz y ordenaba que tocara una de sus canciones favoritas»
No son tan famosas como los Hitler, Himmler, Goebbels o Mengele pero la Historia más siniestra de la Humanidad tiene su hueco para estas auténticas arpías, las caras inhumanas que tantas víctimas dejaron tras de sí. Como el caso de Hermine Braunsteiner, «La Yegua de Majdanek», que disfrutaba propinando severas coces en el estómago de sus confinadas. O Irma Grese, el «Ángel de Auschwitz», cuyo pasatiempo favorito era echar a sus perros para que devoraran a las prisioneras.
A lo largo de este libro, Guardianas nazis, la autora recoge la biografía de un total de 19 mujeres que participaron activamente en la maquinaria bélica del Nacionalsocialismo y que sucumbieron ante el poder, la sangre y la muerte.
¿Tuvieron otra salida? Sí. No obstante, optaron por tomar las riendas, acatar órdenes y aliñar sus actuaciones con fuertes dosis de vejación, maltrato y sadismo.
Monica G. Álvarez, Guardianas nazis. El lado femenino del mal. Edaf, 2012.